Guía práctica para organizar una mudanza

Consejos mudanza

Mario Benedetti decía que “la vivienda no es solo un bien inmobiliario, es también una forma de consolidación espiritual”. Con el objetivo de alcanzar cuanto antes ese estado, te detallamos, paso a paso, cómo planificar tu mudanza en tres fases: preparativos, proceso de mudanza y tareas después del traslado.

 

Fase 1: preparativos 

 

1. Define un calendario de entrada y de salida.

La fecha de recepción de las llaves de tu nuevo hogar y la devolución o entrega de las del antiguo marcan el tiempo exacto disponible para trasladar nuestros muebles y enseres de un inmueble al otro. Con estos datos en mente, escoge el día que dedicarás al traslado. Por norma general, los trabajadores por cuenta ajena disponen de un día libre por mudanza, que pueden ser más en función del convenio colectivo. Consúltalo con tu empleador.

 

2. Gestiona altas, bajas o cambios de titularidad en los suministros.

Asegúrate de que tu nueva vivienda ya cuenta con los suministros (agua, luz, gas, internet…). Si no están dados de alta, recuerda que estos trámites llevan su tiempo. En este punto, si abandonas un piso de alquiler, define con el propietario o administrador si se rescinden los contratos de suministros o si se cambia la titularidad de estos y quién se encarga de ello.

 

3. Comunica el cambio de domicilio.

Comunica la fecha de cambio de domicilio a los distintos organismos de la Administración (empadronamiento, Agencia Tributaria, Dirección General de Tráfico u oficina de empleo, entre otros). Ahora puedes hacerlo a través de un único portal. Además, Correos permite contratar un servicio temporal de reenvío postal a la nueva dirección, mientras avisas a tus contactos.

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Fase 2: proceso de mudanza

 

4. Alquila un vehículo o elige una empresa de mudanzas.

Si decides alquilar un vehículo para transportar tus muebles y objetos personales, ten en cuenta posibles gastos adicionales como el transporte de las personas que te ayuden, combustible, peajes o tiempo. Valora también los riesgos como la posible inexperiencia al volante de vehículos de carga y transporte o las limitaciones de aparcamiento. No olvides revisar el seguro e incluir otras coberturas, como un seguro de robo, y solicitar un permiso especial a tu Ayuntamiento, si es necesario. Si te decantas por una compañía externa, revisa si esta consta como empresa de mudanzas en el registro de la Dirección General de Transporte de tu comunidad autónoma para asegurarte de que cuenta con seguro de responsabilidad civil y de mercancías. A continuación, solicita un presupuesto por escrito. Para realizarlo es deseable que una persona se desplace al domicilio para comprobar la mercancía a transportar y las condiciones —como, por ejemplo, la necesidad de desmontaje y embalaje o el acceso a la vivienda— para definir posibles servicios adicionales como una grúa o solicitar un permiso.

 

5. Haz limpieza e inventario en el domicilio antiguo y pon a punto el nuevo.

Una vez definido el día del traslado, regala, dona, vende o desecha todo aquello que no necesites. A continuación, haz un inventario lo más pormenorizado posible de todo aquello que debes trasladar dividido por estancias de la casa. Documenta con fotografías el estado del domicilio en el momento de dejarlo. Más adelante podrás consultar las imágenes para ver cómo encajaban algunos objetos. Si dispones de las llaves de tu nueva casa antes de abandonar definitivamente la antigua, límpiala a fondo, aprovechando que hay rincones a los que será muy difícil acceder una vez esté amueblada, e incluso, si fuera necesario, dale una mano de pintura o repara algún desperfecto.

 

6. ¡A empaquetar!

Si bien puedes adquirir cajas especiales para mudanzas, supermercados, grandes almacenes y pequeños comercios desechan a diario embalajes en perfecto estado que en la mayoría de ocasiones no tendrán inconveniente en cederte para tu traslado. Es preferible que tengan asas y un tamaño parecido. El orden de empaquetado debe ser de menor a mayor frecuencia de uso. A medida que vayas empaquetando, añade un color para indicar en qué habitación de la nueva casa deben colocarse y, tras numerarlas por todas las caras con un rotulador, anota el número de caja junto al nombre de cada objeto en el inventario que elaboraste durante la limpieza para poder localizar cualquier objeto con rapidez. Ciérralas herméticamente con cinta de embalar. Con frecuencia resultará más sencillo transportar los muebles sin desmontarlos del todo. En este caso, protege las esquinas con cartón y papel de burbuja. Asegura los cajones o las piezas móviles con cinta adhesiva para que no se muevan o transpórtalos por separado. A menos que el contenido sea muy liviano, vacía los muebles por completo y guarda todos los tornillos y piezas pequeñas en una bolsa pegada al mueble con cinta de embalar. Para evitar desperfectos en el suelo durante el traslado, protégelo con alfombras o mantas.

 

7. Prepara tu “kit de supervivencia” y planifica la posmudanza.

Deja aparte y para el final todo aquello que te haga falta durante una semana de actividad normal (también utensilios para cocinar, algunos cubiertos, textiles como toallas y sábanas, higiene personal y limpieza básica): será tu “kit de supervivencia”. Si no puedes instalarte en tu nueva casa directamente y durante unos días recurres a un domicilio provisional, deberás adaptar tu equipaje a la duración de esta situación. Además del kit de supervivencia para los primeros días en tu nueva casa, durante el traslado, lleva contigo tus documentos y objetos de valor. No olvides tener a mano agua y snacks y decide con antelación qué y dónde comer. También es buena idea encargar una pequeña compra con entrega a domicilio para el día siguiente.

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Fase 3: después de la mudanza

 

8. Organiza tu casa por habitaciones.

Tras la descarga, haz las camas y evita dejar objetos encima. Al final del día, necesitarás descansar. Si utilizaste un código de colores por habitaciones para marcar las cajas, podrás organizarlas con mayor facilidad. Comienza a abrir cajas en el orden inverso al de embalaje, ya que los objetos que más utilizas son los últimos que empaquetaste.

 

9. Enfréntate a las cajas.

Recuerda que, tras la limpieza inicial, todo lo que empaquetaste son objetos necesarios o queridos, por lo que recuperarlos debería llenarte de alegría. Cuanto antes desempaquetes tus enseres y les asignes un sitio, antes empezarás a hacer de tu nueva casa un espacio acogedor y estable en el que sentirse a gusto. Si alguna cosa no encaja en el nuevo espacio, deséchala sin remordimientos. Si aun así, pasado un tiempo todavía no has abierto alguna caja, plantéate si su contenido es realmente necesario en tu vida.

 

10. Adáptate a la nueva situación y disfruta de tu nuevo hogar.

Una mudanza siempre implica un sobresfuerzo agotador que puede durar varios días e incluso semanas. Pero, una vez te instalas, representa una renovación y el comienzo de una nueva etapa. ¡Disfrútala! Investiga nuevos hábitos de transporte, compra y ocio y explora todas las posibilidades que te ofrece tu nuevo entorno. Aprovecha y redecora el nuevo inmueble para que, sin darte cuenta, se convierta en el nuevo hogar que buscabas para ti y los tuyos.

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